En la travesía de la vida, el envejecimiento se asemeja a escalar una majestuosa montaña. A medida que ascendemos, nuestras fuerzas menguan, pero nuestra perspectiva se amplía y se vuelve más serena.
El Ascenso Lento y Firme: Como alpinistas de la existencia, avanzamos paso a paso. Cada arruga, cada cana, es un hito en nuestra ruta. Las piernas pueden flaquear, pero la determinación nos impulsa hacia adelante.
La Disminución de las Fuerzas: Las energías que antes nos sostenían se desvanecen. Sin embargo, no es una derrota, sino una transformación. Nuestro cuerpo se convierte en un mapa de experiencias, y las cicatrices cuentan historias de valentía.
La Mirada Liberada: Al ganar altura, nuestra mirada se libera de las trivialidades cotidianas. Las preocupaciones mundanas se desvanecen como nubes pasajeras. Nos enfocamos en lo esencial: el amor, la amistad, la belleza de un atardecer.
La Vista Amplia y Serena: Desde la cima, contemplamos el paisaje de nuestra vida. Las luchas, los logros, las pérdidas: todo se despliega ante nosotros. La vista es amplia, y la serenidad nos envuelve como una brisa fresca.
El Regocijo en la Cumbre: No importa cuán alto lleguemos; lo crucial es disfrutar del panorama. Celebramos los momentos compartidos, las risas, los abrazos. La cumbre no es solo un punto geográfico, sino un estado de gratitud.
Envejecer es como escalar esa gran montaña. Aunque las fuerzas físicas se desgasten, el alma se eleva. Así, con cada paso, nos acercamos a la cima de nuestra propia historia.
¿Y tú, querido lector? ¿Qué ves desde tu montaña? 🏔️✨
Envejecer es una de las tantas circunstancias que todos o la gran mayoría debe experimentar. Pienso que aquello de liberarse de lo superfluo para concentrarse en lo esencial es la gran verdad de la vida. Envejecer con dignidad es lo que aspiro.
ResponderEliminarUn gran abrazo Junior.
Genial Tatiana, gracias por tu comentario. Excelente día
EliminarHola Junior
ResponderEliminarYo admiro, casi que hasta envidio, a los que en la vejez mantienen el espíritu arriba. Lo normal es que también se desgaste.
Un abrazo